La Relajación

Si eres como la mayor parte de las personas, pensarás que tu habilidad para relajarte es muy parecida a la que tienes para caminar o dormir: una acción física que ocurre sin que tengas que aprenderlo.
Por eso cuando hablas contigo mismo y te dices repetidamente algo tan sencillo como “relájate”, te sientes completamente frustrado porque ves que no se produce ningún resultado.

En realidad, para poder relajarte necesitas dominar ciertas habilidades. La relajación es más parecida a un estado activo, como lo puede ser tocar el violín, que a uno pasivo como es el dormir.
Si alguien te estuviera enseñando a tocar el violín, tendrías sin duda, que practicar cada día una determinada cantidad de tiempo. De igual modo, para aprender a relajarte, necesitas también hacer lo mismo.

Si practicas con regularidad los ejercicios de relajación de alguna de las técnicas que te he comentado en posts anteriores, reducirás la aparición de los síntomas de ansiedad y adquirirás unas habilidades esenciales para librarte de ellos cuando aparezcan.

Existen cuatro signos de relajación que me gustaría compartir contigo, porque estoy segura que te será muy útil, porque cómo puedes saber cuándo estás relajado?

Deberás analizar estos cuatro signos característicos:

  • Respiras hondo y con facilidad, llenando de aire tanto tu pecho como la zona abdominal;
  • Los músculos de tu cuerpo están flojos, sueltos, flexibles y libres;
  • Tu corazón late con calma y regularidad, haciendo circular con fluidez la sangre por todo tu cuerpo, con lo que las manos y los pies están normalmente calientes;
  • Tu mente está clara y serena, no te distraes y puedes concentrarte fácilmente.

Con estos signos sabrás que estás relajado y que dominas la técnica.